FELISA AKARREGI AGIRRE
Felisa Akarregi Nació en Bilbao en 1915, siendo la octava hija de nueve hijos. A los 20 años, en 1935, conoce a Fernando Zabala, su futuro marido.
Fernando estuvo afiliado al Partido Nacionalista vasco. Al estallar la Guerra Civil, se alistará voluntario sirviendo en el Batallón Rebelión de la Sal. Felisa huye con su familia a Francia durante un periodo de la guerra. Durante la contienda Fernando será herido y hecho prisionero en Santoña, desde donde será llevado primero a la cárcel de Larrínanga posteriormente a la cárcel de Burgos. Allí pasará 7 años esperando que se hiciera efectiva su condena a muerte.
Durante ese periodo, Felisa se trasladará a Burgos con una familia amiga para poder estar más cerca de su prometido. Deciden casarse en la cárcel mientras Fernando esperaba su ejecución, aunque finalmente y por fortuna, la pena será condona.
Fernando Zabala salió de la cárcel en 1943 y ambos, Fernando y Felisa, pudieron vivir al fin juntos. Fernando consigue encontrar trabajo como ingeniero en un pueblo de Zamora. Más tarde podrán regresar e instalarse en Bilbao donde tendrán cinco hijos.
Fueron años de silencio sobre el pasado. A Fernando y Felisa no les gustaba hablar de los acontecimientos ocurridos durante la Guerra Civil.
Felisa siempre fue consciente del valor de la documentación que guardaba sobre su marido y sobre otros compañeros presos durante la Guerra Civil. Antes de su fallecimiento en 2013, la entregó a la Fundación Sabino Arana para su custodia.
“Esa documentación ella siempre la ha tenido guardada y muy cercana a su ojo (…) Ella siempre ha tenido conciencia de la importancia de la documentación, es más, se dolía de documentación que ella conocía y se había perdido, documentación de terceros…”.
Pedro Zabala, hijo de Felisa y Fernando, nos cuenta los acontecimientos vividos por sus padres y cómo pasaron aquella época y la dictadura que le siguió.
“El género humano es incapaz de memoria histórica (…) El hombre olvida porque no le interesan más asuntos que los suyos propios, los que le afectan directamente (…) La historia precisamente es la que nos hace vivir más de pie, es decir, es la que nos hace saber de los errores y de los aciertos. La historia es importante cien por cien. Somos historia.”